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Introducción mala I

  • Foto del escritor: Laura Martínez
    Laura Martínez
  • 10 may 2021
  • 2 Min. de lectura

21 de octubre 2020

El feminismo es una revolución que se está gestando dentro de cada una. Cuando una mujer pone en tela de juicio alguna acción, actitud misógina o se pregunta por qué no puede tener el mismo derecho que un hombre, ahí empieza el feminismo. La lucha interna es la más complicada, porque nos enfrentamos a nosotras mismas y a las cosas que hemos aceptado por parte de la sociedad. Las ideologías y las teorías son bastas y diversas: el ecofeminismo, ciberfeminismo, el feminismo radical etc, intentar hacer que todas pensemos igual sería catastrófico, pero a lo largo de la historia encontramos a mujeres que han coincidido en varios puntos de vista y esto ha formado un criterio para entender qué buscamos: la libertad. Comprender que un mundo de extremos no sería útil es importante, pero lo es más, entender que en el pasado, las cosas en lo que se refería a la dicotomía generacional, estaban mal. Es patriarcado es el resultado de una sociedad que durante siglos se dedicó a replicar estructuras, a una cultura que ignoró las diferencias y únicamente se dedicó a alimentarlas para aceptarlas como normales. El feminismo nació como una luz en un mundo donde ya había tantas luces mirando hacía un solo lugar, es el otro lado de la moneda. Su propósito ha cambiado a lo largo de los siglos, porque se forma conforme la marcha y las necesidades de la época: en un principio fue el voto y la educación lo que se creía, nos daría esa libertad; ahora ya no es eso, sino la búsqueda de la supervivencia y la autonomía de nuestros cuerpos lo que buscamos. Es necesaria la teoría y el conocimiento, para que con la práctica entendamos la función social de una y de otra.


 
 
 

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